Tangalayai
Nunca tengo en claro lo que debo pensar al momento de beber. La mayoría de las veces sólo escucho. Por eso no me incomoda que Mauro, el director porno, me diga: Ya fui al Tangalayai.
-¿Qué es eso?
-Un table que está en la calle de los sueños.
M equedo pensando un instante... calle y sueños... ah.
-¿Villagrán?
-Esa mera.
Sigo bebiendo. Mauro cuenta que fue al baño y al regresar una mujer estaab bailando sobre su mesa. Un gordo idiota pero que siempre le gana al ajedrez, sonríe de manera golosa al tener las piernas de la chica a tan solo unos centímetros de su rostro.
-¿No nos la van a cobrar? -preguntó Mauro.
-No.
Así que ya libre de preocupaciones económicas, se dedicó a toquetearle los muslos y subirle la microfalda que la bailarina llevaba.
-No, papito, así no.
-¿Entonces cómo?
-Con un billete de por medio.
Y Mauro, ya con un billete en la mano, se la llevó al privado.
-No están tan chidas como las del Infinito, pero son más alivianadas.
-¿Y tienen cover?
-Diez pesos, pero con eso te dan un boleto para la rifa de un cubetazo.
-Suena bien, ¿pero por qué me lo cuentas? ¿Me estás presumiendo?
-Sí. también porque quiero que lo escribas en tu diario ese.
Dejé de hablar con él. Es un pretencioso, pensé.
-¿Qué es eso?
-Un table que está en la calle de los sueños.
M equedo pensando un instante... calle y sueños... ah.
-¿Villagrán?
-Esa mera.
Sigo bebiendo. Mauro cuenta que fue al baño y al regresar una mujer estaab bailando sobre su mesa. Un gordo idiota pero que siempre le gana al ajedrez, sonríe de manera golosa al tener las piernas de la chica a tan solo unos centímetros de su rostro.
-¿No nos la van a cobrar? -preguntó Mauro.
-No.
Así que ya libre de preocupaciones económicas, se dedicó a toquetearle los muslos y subirle la microfalda que la bailarina llevaba.
-No, papito, así no.
-¿Entonces cómo?
-Con un billete de por medio.
Y Mauro, ya con un billete en la mano, se la llevó al privado.
-No están tan chidas como las del Infinito, pero son más alivianadas.
-¿Y tienen cover?
-Diez pesos, pero con eso te dan un boleto para la rifa de un cubetazo.
-Suena bien, ¿pero por qué me lo cuentas? ¿Me estás presumiendo?
-Sí. también porque quiero que lo escribas en tu diario ese.
Dejé de hablar con él. Es un pretencioso, pensé.