jueves, julio 13, 2006

Perfume

-¿Todas las teiboleras huelen a condon de frutas? Qué rico -dice el Barrygón luego de agarrarle una nalga a la mujer que baila en la tarima.
Suelto una carcajada desde mis asiento. En el Infinito ninguna carcajada retumba. Sólo la música.
Es difícil distiguir las voces de las mujeres.
Luego señala a una rubia.
-El año pasado me la llevé al privado dos noches seguidas, y me decía: ¿Otra vez andas cachondito, mi amor?

Miré a la rubia, con sus pechos macizos, aperlados. La cintura le estaba desapareciendo. ¿A dónde carajos se van las cinturas de las mujeres?

El Barrygón desapareció el tiempo que duraron tres canciones. Regresó con una sonrisa de oreja a oreja.
-La teibolera me reconoció.
-Ella hace bien su trabajo, eh -le dije.
-Con madre, güey. Y ella también huele a condón de frutas.

1 Comments:

Blogger erick pérez said...

luis, creo que las cinturas se van al cuello, pero no todas, no todas,

saludos,

erick

9:26 a.m.  

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