miércoles, enero 10, 2007

Las dos poetas

Vi a esa poeta en un negocio de elote desgranado, comiendo con un galán. Ella sonrió segura de que la había notado pero sin saludarme. Yo estaba ebrio y traté de reconocer al tipo. No. Los dos estaban vestidos como para ir a un antro. Ella siempre fue de gustos vanguardistas.
Pedí un elote en vaso y le eché chile en polvo de más. Sabía muy salado. Le di la espalda a la mujer y me fuí caminando a un puesto de revistas. Aprecié la portada de la revista Maxim y no pude evitar comparar el tamaño de las tetas de la modelo.
-La poeta pierde una batalla, pero no la guerra.

Los implantes cada vez son más baratos.