martes, junio 27, 2006

Mujeres y teléfonos

-No eres tan grandioso como te crees -me dijo ella mientras buscaba sus pantaletas bajo la cama.
-Lo sé, pero eso no importa. Te acabas de acostar conmigo.
-Lo hice porque estaba borracha. Una mujer borracha puede hacer lo que quiera.

Busqué el control remoto y pusé el Discovery Channel. Es un buen canal para distraerse.
-Hay cervezas en el refrigerador, mujer. Pero sólo toma una. Y si puedes, me traes una a mí.
-Mejor ya me voy. ¿Tienes teléfono? -y señalé una montaña de ropa. Escarbó un poco y puso el auricular en su oreja. Luego lo soltó.

-No tiene línea -replicó.
-Claro que no tiene línea. Ni siquiera está conectado. Pero es un aparato de los buenos.
Ella salió sin tomar la cerveza. Bostecé y terminé apagando el televisor. Era cómodo dormir un par de horas más, sin el timbre del teléfono. Algún día me animaré a contratar línea.

lunes, junio 12, 2006

Lo prohibido

Sólo hay un asiento vacío en ese camión. El tipo que está a un lado acaba de encender un cigarro. Le hago el gesto de que me deje sentarme.
-¿No le molesta que fume? -me pregunta.
No contesto. Sólo tomo asiento y comienzo a hojear una revista que me regaló Romelia. "Es de política, a ver si así te concientizas un poco sobre las condiciones en que tienen a este país", me había dicho ella.

-¿En serio no le molesta que fume? -volvió a preguntar el tipo.
-No.
-Porque encenderé uno más.
-¿No se supone que está prohibido fumar en el camión? -le gruño.
Un breve silencio. Luego murmura que "si a usted no les molesta, me vale madres que esté prohibido".

Sigo hojeando la revista. Luego me dice:
-A mí me molesta que usted traiga una revista de política. Pero eso no está prohibido, ¿verdad?
-Pues no.
El camión se detiene y el hombre se pone en pie. Sale del camión y se va caminando por la Alameda.

viernes, junio 09, 2006

Fotografía biker

-¿Te gustan las fotos? -me preguntó esa mujer, enfundada en sus shorts de cuero negro.
-Claro. No todas las guardo, pero las interesantes quedan bajo el colchón.
Sacó una impresión donde ella se veía montada en una Harley. Con sus piernas extendidas exhibía el tatuaje de una araña.

-Soy la Viuda Negra -dijo con una sonrisa de esas que buscan dar miedo.
-Yo soy Joaquín Vicente -contesté sin mirarla a los ojos. Se relamió los labios antes de preguntar:
-¿Cuánto pagarías por una foto de estas?
-No lo sé. Yo nunca pago por las fotos que me regalan.

Sonó el rugido de una motocicleta. Ella corrió hasta dar un brinco y sentarse a la espalda del conductor rebelde, nacido-para-ser-salvaje. A partir de allí fingió olvidar que yo existía.

Comida y mujeres

Me acostumbré a comer pescado o mariscos cada que recibía dinero. Era una especie de premio, y no porque fuera a ver a una mujer.
Por la noche, si mi pareja me preguntaba qué había comido, de inmediato le decía:
-Un vuelve a la vida.
-Has de andar bien venenoso ahorita -me decía sonriendo.

Y yo en ese momento apagaba la luz gruñéndole que esa comida había sido para mí, no para impresionarla.
-Para impresionarte, mujer, no necesito comer nada. Cuestión de que estés dispuesta.

Ella se molestaba cada vez más, hasta que en una de esas desperté y se había ido.

viernes, junio 02, 2006

Tengo una muñeca vestida de azul

-Tengo una muñeca vestida de azul -dijo la niña, y luego:- Es el diablo... diablo con vestido azul.
Sonreí. Esa niña era un ángel comparado con su madre.
-Cállate -le dijo la mujer que la tomaba de la mano.
Me impresionó lo seco en la voz de la mujer. No quité mi vista de esas piernas cuarentonas, la cabellera rubia, los pechos prominentes que mostraban una parte en el escote.
Por cierto que la madre vestía un vestido rojo... debería usar uno azul.
Las dos se alejaron.