lunes, noviembre 01, 2004

Cositas tristes

La verdad es que me entristece, es decir que me parece patético, ir a un table dance y ver a un hombre llorar. No deberían existir cosas como un norteño de camisa de cuadros, pantalón mezclilla, sombrero, y quedarse dormido frente a la tarima donde la bailarina golpea el piso de madera con sus zapatos de plataforma, para despertarlo.
Es cruel y me causa unas náuseas inhumanas, ver a una persona aferrarse a un cuadernillo, como si allí estuviera lo poco de valor en su vida. Hojas de papel. ¿Por qué, si resulta tan importante, no lo aprenden de memoria y ya? ¿No puedes contar una historia sólo a manera de charla? No puedes decirle un poema a esa mujer si no lo escribes antes?
Será que yo no tengo demasiadas cosas que anotar en un cuaderno. O que me acostumbré a que se me pierden y lo vuelvo a escribir.
Ellas rompen lo que escribo... No se lo llevan como en el poema de Bukowski. ¿Ahora notan la diferencia? Aquí tengo las cosas en la memoria, y lo escribo, y lo volvería a escribir. No son cosas demasiado calculadas, pero sí las más cínicas, eh. Aunque la mayoría no me hagan sentir alegre.