martes, febrero 07, 2006

Un chicano en el table dance

El muchacho ese me decía que su carro porshe estaba en la puerta de La Cava. Si no es más que un mugriento table dance en la calle de Villagrán. No había ningún maldto porshe en la puerta.
Pero hace tiempo que dejé por la paz a los borrachos necios. Ya tengo demasiado conmigo.
-Yo soy de San Diego, puto. Y este país, no vale madre. Todo se compra con dinero.

Y que vino a Ciudad Mascota a estudiar leyes, en la universidad autónoma. Qué jodido. Y de seguro con beca.
-Dinero no me falta.

Pero ni aún con todo su discurso fue capaz de invitarme una cerveza. Esta bebiendo de una en una. No siquiera de cubetazo.
-México vale madre. Los mexicanos valen madre.

A todo le dije que sí. Acabé la cerveza y me salí de allí. La cerveza estaba tibia y las nalgas de las mujeres, demasiado flojas.
Siempre he encontrado en lugares así a personas de la peor calaña. Me disgusta encontrarme a jovenzuelos patéticos. Uno se desvela para ver mujeres que valgan la pena. Al menos eso.

viernes, febrero 03, 2006

Un gato

Un amigo escribió sobre un tipo que intenta pasar una tarde tranquila con su mujer, pero entra una palomilla y lo molesta. El tipo intenta matarla y saca una pitola. Termina disparándole por accidente a la mujer y haciéndole el amor mientras ella muere.
Es un cuento más fuerte que el Gato Negro, de Poe, en la que el tipo mata a su esposa de un hachazo por andarse metiendo.
A veces un gato, a veces una palomilla. Pero siempre es la mujer la que complica las cosas por andar en medio del relajo.
¿De quién es la culpa cuando suceden tragedias?