lunes, mayo 30, 2005

El psicólogo y yo

Psicólogo: Dígame sus problemas.
Joaquín Vicente: No me gusta el mundo.
Psicólogo: Algo en particular que no le guste.
Joaquín Vicente: Todo.

Se escucha el paso del tren por la avenida Ruíz Cortines.

Psicólogo: Hábleme de alguien en especial.
Joaquín Vicente: ¿Puedo hablar de mujeres?
Psicólogo: Por supuesto. Pero sólo de una en una.
Joaquín Vicente: Será difícil. Me gustan todas.

Por fin se deja de escuchar el maldito tren. No sé cómo carajos se le ocurre a este matasanos mental poner su consultorio junto al paso del tren.

Psicólogo: Alguna mujer debe gustarle más que otra.
Joaquín Vicente: No me gusta hacer menos a nadie. Apoyo la igualdad.
Psicólogo: Vaya, entonces usted no es un machista.
Joaquín Vicente: Machista su madre.

Y me levanto del sofá. Intento imaginar que si fuera psicólogo traería a mi mujer a este consultorio y tendríamos sexo a un lado de los libros de Freud y Jung, y todas esas cosas que se supone que leen y nunca aplican en sus pacientes. Sí, si yo fuera psicólogo tendría mucho sexo.

Psicólogo: ¿Quiere factura?
Joaquín Vicente: No, gracias. Quiero irme. Y si se puede, sin pagar.
Psicólogo: Eso no es decente.
Joaquín Vicente: Nunca dije que lo fuera. Así me gusta.